sábado, 27 de junio de 2015

Manifestaciones y mangos

Esta noche soñé que bajaba de mañana por una cuesta en una urbanización humilde llena de árboles y de casitas pequeñas. De pronto, a mi espalda escuché gritos y alboroto. Un grupo de personas armadas con palos y piedras, bajaba también por la cuesta, gritando consignas contra el gobierno. 

¡Ya basta! - gritaba una señora enfurecida. ¡Ya hemos tenido suficiente! - gritaba otra. 

Me incluí al grupo, y poco a poco se fue sumando más gente, hasta que llegamos a ser unas 4 docenas.

Un muchacho gritó - ¡Vamos a tumbar a este Gobierno! - y por un momento pensé que podía ser posible, que si este grupo seguía sumando gente, al llegar a la avenida sería una masa gigante, y que si las urbanizaciones cercanas se sumaban, sería una poblada indetenible.

De pronto llegamos a una zona de árboles de mango, repletos de frutos maduros. Unos muchachos se apartaron a un lado, y empezaron a tumbar mangos con las piedras y palos que llevaban. Cayeron varios mangos que los muchachos recogieron y empezaron a comer de inmediato. Entonces la poblada se detuvo. Un grupo fue hacia un árbol de mango, otro grupo fue hacia el otro, y pronto estaban todos, unos tirando piedras y palos, otros recogiendo mangos en bolsas que encontraban en la calle, todos compartiendo mangos con todos. Aquellas personas que minutos antes miraban con furor encendido hacia la avenida, ahora miraban con interés infantil hacia las copas de los árboles. Las bolsas y paquetes se llenaron de mangos. Algunos muchachos se quitaron las franelas y con ellas hicieron pequeños sacos para llevar sus mangos. Y poco a poco, con sus bultos de mango, la gente empezó a subir la cuesta de regreso a sus casas, comiendo mango en silencio, o bromeando por el hilo entre los dientes, o por la cara sucia.

Yo miraba estupefacto, como si hubiera participado de una mala obra de teatro.

Desperté con la extraña certeza de haber entendido por vez primera, la esencia de lo que pasa en mi Venezuela.