jueves, 26 de mayo de 2016

Nostalgia

Hoy recordé cuando en la Cuarta República era chamo y mi familia pasó mucho trabajo. Quebró la empresa de mi Papá por culpa del Viernes Negro, y nos cayó encima la hipoteca con la cual habíamos comprado la casa. Todos los gastos tuvieron que ser restringidos, entre ellos la comida.

Tuvimos que rebajar el desayuno a solo dos arepas con mantequilla nacional, y para rellenar solo teníamos disponible perico, jamón, queso o diablitos.

El almuerzo quedó restringido a pasta (larga, corta, plumitas, tornillitos, caracolitos) con carne molida, o arroz, huevo frito y caraotas, o un bistek con papas fritas, o un pollo al horno con papas. De cena pan canilla otra vez con jamón y queso, o hamburguesas o perros calientes con salsa de tomate, mayonesa y mostaza. Eso sí, sin papitas.

Tuvimos que abandonar la leche descremada, y empezamos a tomar leche completa, Toddy o Rikomalt, chicha, Tang o jugos de fruta.

Mi mamá nos rebajó el dinero diario para el colegio. De cinco Bs pasamos a solo dos Bs, y eso solo me alcanzaba para un Rikomalt, un pan de leche y un chocolate Cricri.

Fue una época que debió parecerme verdaderamente horrible, pero por alguna extraña razón, no recuerdo haber sufrido nada.